El preparador físico del futuro deberá manejar un abanico de herramientas para saber sacar el máximo rendimiento del jugador cada vez más holístico y multifactorial en un fútbol que requiere cada vez de un conocimiento más amplio del jugador para intentar equilibrar toda la incertidumbre que lo envuelve.
El paradigma del jugador de fútbol en cuanto a su entrenamiento y preparación está cambiando. Desde Paco Seirulo y su jugador como estructura compleja la forma de rendimiento del jugador y su preparación ha dando un vuelco de 360 grados.
Citando a Paco Seirulo en su perspectiva de la preparación del jugador “Podemos interpretar al deportista como una estructura hipercompleja configurada por interacciones y retroacciones entre estructuras”
Estas estructuras que lo componen son:
Estructura Condicional
Estructura Coordinativa
Estructura Cognitiva
Estructura Socio – Afectiva
Estructura Emotivo – Volitiva
Estructura Creativo-Expresiva
Estructura Mental
Estructura Bioenergética
Las estructuras condicional y coordinativa las más trabajadas
Hasta el día de hoy, esta claro que cualquier preparador físico domina las primeras estructuras o al menos tiene ciertas nociones de ellas. La estructura condicional entendida como un conjunto de capacidades físicas que se sustenta básicamente en la fuerza (RPA, Resistencia, ADM, Potencia, Velocidad, incluida la estructura coordinativa) es la estructura más trabajada por el preparador físico. En ella nos centramos en los primeros módulos del curso de preparación física online que ofrecemos. Nos centramos en esta estructura con ponentes de primer nivel tanto en la prevención de lesiones ( que se fundamenta en el ajuste y equilibro de fuerzas en la biomecánica del cuerpo del jugador y mejora de patrones de movimiento) hasta el entrenamiento de la fuerza en el futbolista adaptada a los movimientos relevantes que demanda el fútbol actual.
La combinación de las estructuras condicionales con las cognitivas
Poco a poco el preparador físico fue ganando peso en las tareas del microciclo coordinándose con el entrenador para contruir las tareas basadas en el modelo de juego. Es esta propuesta nos centramos en esta formación para entrenadores y preparadores físicos Con respecto a la capacidad cognitiva, el preparador físico debera estimular está capacidad para que el jugador, al encontrarse inmerso en el juego pueda reconocer las diferentes situaciones posibles que se dan en este y actuar del modo más eficaz y eficiente posible. Incorporando la interacción con adversarios, elemento principal (balón), compañeros de equipo, tiempo-espacio y arbitros. Por tanto el preparador físico deberá interpretar correctamente lo que quiere el entrenador y ser un experto en la construcción de tareas orientadas a la mejora y el aprendizaje del jugador del modelo de juego y de situaciones y contextos dependientes de este y del rival. Por eso en el curso le dedicamos un espacio importante a esta construcción de tareas condicionales-cognitivas y en la mejora del aprendizaje táctico del jugador dentro de estas tareas
La Estructura Socio – Afectiva, la Estructura Emotivo – Volitiva y la Creativo-expresiva ganan peso cada vez más
En un fútbol de jugadores hiperpreparados físicamente, en donde se esta alcanzando ( si no se ha alcanzado ya ) el pico de la estructura condicional, las habilidades de la inteligencia emocional ( tanto de staff, como de jugadores ) son cada vez más necesarias para marcar diferencias en este nuevo fútbol.
Por eso, hemos visto necesario crear un módulo donde haya una formación de estas capacidades básicas en el profesional en el curso ( módulo 6 ) y ampliarlo con una webinar que englobe todas estas estructuras ( conocer, comunicar, cuidar )
Según Seirul-lo (2017) “Cada jugador implica y optimiza su estructura socioafectiva siempre que vive situaciones en las que está comprometido afectivamente con los demas individuos con los que necesariamente coopera, compite, acepta o rechaza”.
Los nuevos descubrimientos de la neurociencia van muy en la línea de la frase de Seiru-lo, ya que nuestro sistema neuronal está programado para conectar con los demás, ya que el mismo diseño del cerebro nos torna sociables y establece inexorablemente un vínculo intercerebral con las personas con las que nos relacionamos.
Por tanto, las habilidades emocionales se tornan imprescindibles en los profesionales que trabajan con los jugadores para fomentar un clima positivo y un vínculo fuerte entre jugadores que dotarán al equipo de un mayor rendimiento. Además, el staff debe detectar déficits de estas capacidades y enseñar al jugador a descubrir esos déficits para optimizarlos. El jugador necesita de estas capacidades para poder autogestionar situaciones de presión y estrés, propias del futbol. Capacidades como la autorregulación y el autoconocimiento harán posible dicha tarea. Además el jugador necesita de climas positivos para desarrollar la estructura Creativo-expresiva. Esta estructura consiste en tratar de sacar la originalidad del jugador y todos sus conocimientos. Por ende, el jugador con esta estructura desarrolla mayor capacidad de sorpresa en acciones del juego. En un juego de errores, el que sorprenda más, será el que cause el error del contrario.
Por otra parte, la emotivo-volitiva gira en torno a la motivación del jugador. Esta se describe como la intensidad y la dirección del comportamiento. La dirección hace referencia a lo que el individuo quiere, desea o persigue, mientras que la intensidad hace referencia a ¿cuánto? Lo desea o lo persigue
Definida la motivación, debemos de hacer dos subdivisiones, entre la motivación intrínseca y la extrínseca, entendidas como variable interna (intrínseca) y/o externa (extrínseca). Sea interna o externa, el preparador físico debe ser un maestro de la motivación de los jugadores. El preparador físico debe construirla conociendo las necesidades de los jugadores y proponiendo tareas que satisfagan esas necesidades. Solo así el preparador físico podrá tener influencia en el equipo y generar una respuesta positiva al aprendizaje. Por consiguiente, tanto el entrenador como el preparador físico deben ser buenos comunicadores para conectar con esa motivación. Hablamos de ello en el curso, gracias a Enric Soriano y su clase de herramientas para mejorar el aprendizaje en las tareas
La estructura bioenergética clave para el desarrollo del resto de estructuras
Mover, pensar, decidir, reaccionar… y las numerosas y diferentes acciones que manifiestan en el fútbol requieren energía. Está energía se condiciona de acuerdo con situaciones y acciones que, con relación a su grado de dificultad suponen mayor o menor gasto energético.
Para entender estas acciones se debe comentar que el fútbol es un deporte intermitente físicamente exigente que consiste en carreras de alta intensidad frecuentes, acciones explosivas específicas y una alta capacidad de resistencia. Es decir, El juego exige la capacidad de intercalar acciones repetidas a una intensidad máxima o casi máxima con períodos de intensidad baja a moderada.
En consecuencia, se requieren vías de energía anaeróbica ( utilización de fosfocreatina y glucógeno muscular ) y aeróbica ( utilización de grasas ) durante el partido ya que los jugadores cubren distancias de 9-12 km y realizan 1350 actividades mientras ejecutan alrededor de 220 sprints a alta velocidad durante 90 minutos. Conforme a las necesidades de energía se ha visto que el gasto energético medio estimado para el partido es de 1106 kcal, y entre 3439 y 3822 kcal · día-1 para los jugadores élite que realizan entrenamientos diarios.
El abastecimiento de combustible para este desgaste energético y para la recuperación son componentes cruciales. Uno de los pilares fundamentales de la estructura bioenergética es la nutrición ( la gasolina del coche ). Esta es fundamental para promover la recuperación muscular y la resíntesis de glucógeno. Además, las modalidades de recuperación y el enfoque de ingesta / tiempo de nutrientes deben estar estratégicamente integrados para maximizar al máximo la recuperación muscular y las adaptaciones específicas del fútbol.
Para terminar comentar que todas estas estructuras son componentes y capacidades muy complejos que interactúan entre sí y no existe una ciencia exacta para separarlos y entrenarlos en la persona-jugador. Pero si, podemos estudiar y conocer sus diferencias por separado para tratar de controlar el máximo posible de la preparación del jugador. En definitiva el preparador físico del futuro profundizará cada vez más en el rendimiento desde una perspectiva multifactorial.