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Nutrición en Fútbol. Estrategias nutricionales para la readaptación y recuperación de lesiones musculares

Las lesiones son un aspecto inevitable de la participación en la actividades deportivas como el fútbol (Griffin et al., 2000). Ya hemos visto todo el proceso de la lesion muscular y sus fases de recuperación anteriormente y en el que conectaremos el proceso de recuperación y posibles estrategias nutricionales de intervención para mejorar el proceso. La nutrición en fútbol juega un papel fundamental en este proceso.

Inmediatamente después de la lesión, la cicatrización de heridas comienza con una respuesta inflamatoria como hemos visto en las 3 fases del proceso de recuperación de lesiones musculares (Järvinen et al., 2013). Medidas anti-inflamatorias excesivas pueden perjudicar la recuperación. Muchas lesiones desembocan en una inmovilización de la extremidad, por lo general en molde de yeso o abrazadera metálica (Grant., 2013).

Esto evita cualquier soporte de peso o la contracción muscular de los grupos musculares afectados en un período de desuso muscular.  La consiguiente degradación de proteínas musculares, promueven la pérdida de masa muscular y la disminución en la fuerza funcional (Kramer y Goodyear., 2007) (Grant., 2013). La pérdida de masa muscular es debido al aumento de los periodos de balance negativo de proteína muscular. La capacidad oxidativa del músculo también se reduce. Por ejemplo, una pérdida del 8% de la masa muscular del cuádriceps durante dos semanas inmovilización en hombres jóvenes saludables fue acompañado por una pérdida del 23% de la fuerza muscular (Wall., et al., 2013).

Esto se atribuye generalmente a alteraciones en el reclutamiento de unidades motoras que ocurre antes de la atrofia muscular. Las deficiencias de nutrientes y energía deben ser evitados. El gasto de energía puede reducirse durante la inmovilización, pero la inflamación y la cicatrización de heridas limitan esta reducción del gasto energético.

Consideraciones prácticas

La primera consideración práctica sería la forma de prescribir la ingesta energética total y la composición de macronutrientes de la dieta para intentar apaliar el disbalance energético de la inmovilización (reducción de gasto energético) y la inflamación/ cicatrización ( necesidades energéticas). Este es el motivo de preocupación cuando se intenta minimizar la pérdida de músculo. (Wall et al., 2015) también sería conveniente sopesar que un aporte excesivo de energía sería inútil ya que no hace atenuar aún más la pérdida de músculo, sino que se traduce en aumento de la deposición de grasa (Paddon-Jones et al., 2004), por lo que está claro que hay que hilar muy fino en la prescripción de requerimientos nutricionales.

El uso de la nutrición es un aspecto de la recuperación que a menudo se pasa por alto o es subestimado, por lo menos desde una perspectiva de investigación. Mucho ha sido escrito acerca de la nutrición para el deporte y las lesiones, pero sorprendentemente poco se basa en una metodología que investiga directamente estos temas.

Durante la rehabilitación y recuperación, el aumento de la actividad, en particular, el ejercicio de resistencia aumentará la síntesis de proteína muscular y restaurar la sensibilidad a los estímulos anabólicos. Una cantidad amplia, pero no excesiva de proteínas y energía deben ser consumidos para apoyar el crecimiento muscular, estudios con aminoácidos esenciales justifican estas afirmaciones. Además de aminoácidos esenciales, la creatina podría tener un efecto en el aumento de la masa muscular esquelética debido a una mayor actividad mitótica en células satélite.

También en línea con una relación entre la creatina y células satélite, se ha demostrado recientemente que creatina activa la diferenciación de células satélite en programas in vitro y ser capaz para activar vías de señalización de protección de células musculares contra la proteólisis (Aoki, Lima, Miyabara, Gouveia, y Moriscot., 2004). Otro tipo de macronutrientes pueden tener un papel importante en estas fases como los lípidos. Los ácidos grasos poliinsaturados son nutrientes esenciales con muchos potenciales beneficios para la salud. Principalmente el ácido eicosapentaenoico y el ácido docosahexaenoico ácido tienen propiedades anti-inflamatorias (Fetterman y Zdanowicz., 2009). A todo ello hay que sumar el aporte de micronutrientres.

Las vitaminas

Vitaminas como la C y E parecen predispuestas a jugar un papel fundamental en la recuperación de lesiones. Un efecto protector de la vitamina E para evitar la atrofia podría ser debido a la modulación de los genes relacionados con la proteólisis muscular en lugar de a su función antioxidante. Será necesario profundizar en la terapéutica de la atrofia muscular y avanzar en la comprensión de las vías de señalización que controlan masa muscular después de la administración de suplementos de vitamina E (Servais et al. 2007) . El Zinc, un micronutriente esencial, es un componente de varios enzimas y proteínas. El músculo esquelético es el deposito más grande de zinc, que contiene aproximadamente 57% de todo el zinc corporal  (Jackson., 1989)

Durante la rehabilitación y recuperación, las necesidades nutricionales son muy similares a los de cualquier atleta que desee el crecimiento muscular. En definitiva la nutrición es importante para la curación óptima de la herida. (Tipton, K. D,2011). En esta revisión bibliográfica centraremos la búsqueda en aquellas estrategias dietéticas que serán útiles para intervenir en alguna de las fases de la recuperación previamente vistas.

ESTRATEGIAS NUTRICIONALES

Existen evidencias científicas de que un estado nutricional deficiente dificulta la curación y la recuperación de una lesión. En particular, la escasez de proteínas e hidratos de carbono agrava la inflamación y la curación de heridas se ralentiza. (Demling., 2009) Esta revisión considerará la recuperación de lesiones en personas sanos y/o deportistas. Por lo tanto, es poco probable que sea un problema desnutrición en la mayoría de los casos y si una deficiencia en el aporte tanto de macro como micronutrientes en la dieta.

La mayoría de lesiones musculares producidas en el deporte, consideradas graves superarán desde su inicio 3 fases estudiadas por Järvinen et al. (2013). Sin embargo llevadas a la práctica diaria podríamos establecer 2 etapas principales; las dos potencialmente influenciables por la nutrición (Tipton, K. D., 2011).

INMOVILIZACIÓN / ATROFIA

La primera es la etapa de inmovilización / atrofia. El tipo y la gravedad de la lesión determinará el tiempo para la inmovilización. Durante este tiempo, los cambios metabólicos en los tejidos resultantes del desuso conducen a la pérdida de fuerza y la funcionalidad de estos (Jones et al., 2004). La segunda etapa engloba el retorno a la movilidad del segmento lesionado. La rehabilitación y aumento de la actividad en la extremidad lesionada produce un aumento de la hipertrofia muscular y el retorno de funcionalidad (Jones et al., 2004). Las estrategias nutricionales son a menudo similares para estas 2 fases, pero hay diferencias que deberían ser consideradas.

Refiriéndonos a la primera etapa (etapa de inmovilización) debemos sopesar que inmediatamente después de una lesión grave, se inicia una respuesta inflamatoria. La respuesta inflamatoria es necesaria para la curación adecuada de la lesión. Esta etapa puede durar unos pocos horas hasta varios días (Järvinen et al, 2005).A menudo se hacen recomendaciones para disminuir o incluso eliminar la respuesta inflamatoria. Sin embargo, dado que la inflamación es un componente crítico del proceso de recuperación, la eliminación de la inflamación no es recomendable en ningún caso.

Durante la inflamación se producen una serie de procesos destinados a la curación de la herida que requieren energía, también durante el proceso de remodelación , el tejido cicatricial formado como resultado de las primeras 2 fases se descompone y se sustituye por colágeno tipo I (Järvinen  et al, 2013). Por lo tanto, no sólo la síntesis de proteínas, sino también la degradación de proteínas juega un papel importante. El equilibrio entre la tasa de la síntesis de proteína muscular y degradación de proteínas musculares, es el mecanismo metabólico responsable de los cambios de la masa muscular (Phillips , Glover y Rennie., 2009). El balance proteico negativo alargado en el tiempo tiene como significado que la proteína muscular se reduce resultando en pérdida de masa muscular (Phillips et al. 2009).

La disminución de la síntesis de proteínas musculares es mayor que la disminución de la degradación de proteínas musculares, por tanto, el músculo está en balance proteico neto negativo. Claramente, la línea de intervención nutricional debe estar destinada a mejorar tanto como sea posible, la síntesis de proteínas musculares tales que los períodos negativos de balance proteico muscular se minimicen. Por lo tanto el aporte proteico será esencial para este proceso.

Un estudio con ratas macho demuestran que la proteína de bacalao -proteína de alta calidad que contiene altas cantidades de arginina, glicina, taurina, y aminoácidos esenciales-mejora la resolución de la inflamación y promueve la recuperación de la masa muscular esquelética y la recuperación de miofibras durante el proceso de regeneración después de la lesión.( Dort,  Sirois, Leblanc y Jacques, 2012) debido a que podría tener un impacto directo en el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1) que  estimula la activación de células satélite, aumenta la síntesis de la proteína y disminuye la degradación de proteínas durante el crecimiento . La segunda hipótesis es que la proteína de bacalao puede tener un efecto positivo en la recuperación muscular a través de las propiedades anti-inflamatorias de arginina, glicina y taurina.

Teniendo en cuenta que la regulación de la masa muscular es clave para el éxito del proceso de regeneración muscular, la suplementación con leucina, un agente ergogénico, representa una buena estrategia para maximizar la recuperación de la masa muscular después de varios eventos relacionados con trastornos musculares. El estudio de Pereira, et al. (2014) ha demostrado que  la suplementación con leucina que comenzó 3 días antes de producir la lesión, no protege el musculo contra la lesión, sin embargo, la leucina tuvo un efecto beneficioso en la reconstitución del componente de la matriz extracelular. La leucina fue capaz de reducir la infiltración de macrófagos a los 3 días posteriores a la lesión. Según Nicastro et al. (2012), los aminoácidos de cadena ramificada, que incluyen leucina, pueden influir en el estado inflamatorio de un tejido a través de la transaminación de glutamato con el fin de aumentar la síntesis de glutamina, un aminoácido altamente consumido por células inflamatorias bajo condiciones patológicas.

Por lo tanto, la regeneración muscular suplementada con leucina podría tener una aceleración del proceso inflamatorio así como mejorar la recuperación del tamaño y la función del músculo. En el estudio posterior de Pereira et al (2014) se demostró que la suplementación con leucina mejora la recuperación de la estructura muscular y función regenerativa en el día 10 después de la lesión. Aunque la suplementación con leucina no fue capaz de mejorar el tamaño de miofibras regeneradas, hubo una mejora presentada en el rendimiento contráctil de estas.

Los estudios futuros debería profundizar la investigación sobre los mecanismos moleculares mediada por leucina en el proceso inflamatorio. (Pereira et al, 2014). La suplementación con leucina ha sido estudiada con la combinación de aporte de polifenoles (antioxidantes) demostrando en este estudio que la dieta combinada de estos nutriientes puede acelerar la recuperación de la masa muscular en ratas adultas. Esta recuperación más rápida se explica por un aumento de la activación de las tasas de síntesis de proteínas durante todo el período de recuperación en los animales suplementados. Tales estrategias nutricionales pueden, por tanto, ser alternativas valiosas para favorecer la recuperación en los pacientes que no pueden realizar ejercicio físico. Existe una serie de patologías clínicas asociadas con atrofia muscular y estado catabólico. Las razones para esta atrofia tienen diversos orígenes, pero el reposo en cama es parcialmente responsable de esta condición.

Por lo tanto, el beneficio de antioxidantes / polifenoles combinado con la suplementación de leucina podría suponer nuevas terapias nutricionales para el período de recuperación de dichos pacientes catabólicos. (Savary-Auzeloux et al., 2013).La proteína de suero de leche, se digiere y se absorbe rápidamente por lo que se ha demostrado ser más anabólica que proteínas como la soja o la caseína (Pennings et al., 2011). Esto se puede atribuir al mayor contenido de leucina en el suero de leche en lugar de caseína. Una propiedad adicional de leucina es su tendencia de transaminación preferencial, tanto en el tejido muscular y hepático, para producir diversos derivados, uno de los cuales es β-hidroxi-β-metilbutirato (HMB) (Wall, Morton y Van Loon., 2015) la ingestión de este metabolito de la leucina acelera la síntesis de proteína muscular e inhibe la degradación de proteínas musculares. Otra alternativa es que el HMB podría promover una mayor activación de las células satélite en el proceso de curación de la lesión (Hao et al., 2011). También puede ofrecer efectos protectores sobre la masa muscular durante un período de reposo en cama en las personas mayores a través de una suplementación prolongada (Deutz et al., 2013).

El monohidrato de creatina (Cr) es uno de los suplementos más utilizados tomadas por los atletas, deportistas recreacionales, y las personas mayores y niños de ambos sexos. La creatina ha sido ampliamente estudiada debido a sus potenciales efectos ergogénicos en el rendimiento deportivo. Además, estudios han demostrado que la creatina puede mejorar la capacidad funcional muscular en pacientes con atrofia por desuso, o distrofias musculares (Louis et al., 2003).

El estudio posterior de Aoki et al. (2004) corrobora los efectos encontrados por Louis et al. (2003) en fase de inmovilización y expone que ese efecto está asociado con el incremento de contenido de creatina intramuscular. Sin embargo, en el estudio de Crassous et al.(2009), la suplementación oral de creatina fué capaz de aumentar Contenidos TCR (receptor de linfocitos T)  y PCr tanto en músculos sanos como en músculos regenerados post-lesión en ratas Wistar, pero fue ineficaz en la aceleración del tiempo de recuperación de la masa muscular esquelética después de una lesión extensa.

La glutamina, el aminoácido más abundante en el cuerpo, no esencial, participa en la mejora de los parámetros inmunológicos, disminuye el riesgo de infecciones y lo que nos interesa en esta revisión, mejora la sístesis proteica y modifica la respuesta inflamatoria del organismo (Newsholme, 2011), por lo que podría ser considerado como una estrategia nutricional a tener en cuenta en algunas de las fases de las recuperaciones de la lesión muscular.

Una consideración importante durante la inmovilización en la lesión es el consumo de energía apropiada. En primer lugar, esta bastante claro que durante el proceso de curación, el gasto energético se incrementa – particularmente desde el principio y si la lesión es grave – Hasta en un 20% aproximadamente. (Tipton, K. D,2011) por lo tanto un aporte energético con hidratos de carbono debería ser considerado ya que, durante la inmovilización también puede tener un impacto en la síntesis de proteínas del músculo.

El estudio de Paddon-Jones encontró que 40 g de proteínas de alta calidad combinado con glucosa (30 g) consumida tres veces todos los días fue capaz de atenuar la disminución de la masa magra de la pierna lesionada durante la inmovilización (Paddon-Jones et al., 2004), es decir, durante la fase de atrofia. El estudio de Stefan et al (2014) demostró que la coingesta de proteínas e hidratos de carbono mejoró aún más el aumento postprandial de la insulina circulante en sangre en jóvenes y en mayores sanos. Esto podría suponer el alcance de un estado anabólico más óptimo para la recuperación de la lesión muscular, sin embargo, la coingesta de hidratos de carbono con proteínas retrasa la digestión y la absorción de proteínas de la dieta y no mejora la acreción postprandial de proteína muscular en jóvenes o mayores sanos. Estos hallazgos indican que suplementación con proteínas de la dieta no requiere de una coingesta de grandes cantidades de hidratos de carbono para optimizar esa acreción postprandial. (Stefan et al., 2014).

Otro macronutriente esencial para la recuperación de lesiones serán los lípidos,Estudios han corroborado que la suplementación con aceite de pescado, rica en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega 3 , ácido docosahexaenoico (2: 6) y ácido eicosapentaenoico (20: 5), tienen diversos funciones biológicas en el músculo esquelético, tales como la prevención de la señalización de resistencia a la insulina (Taouis et al. 2002), el estudio de You , Park, Song y Lee (2010)  comprobó que el aceite de pescado en la dieta,  es eficaz en la prevención de las deficiencias de señalización insulínica inducida por la inmovilización, además puede contrarrestar la atrofia muscular por desuso que se produce principalmente a través de una notable disminución en la síntesis de proteínas.

Otros estudios han demostrado que la suplementación con ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga en individuos sanos de 25-45 años de edad aumenta la señalización de mTOR (serina/treonina quinasa que participa en la traducción de proteína en respuesta a concentraciones intracelulares de aminoácidos y otros nutrientes esenciales)  y la respuesta anabólica de la síntesis de proteínas musculares,  lo que resultó en un aumento tamaño de la célula muscular y la concentración proteica. Además, estos resultados proporcionar una buena base para futuras investigaciones en relación con la la interacción entre la proteína muscular y el metabolismo de los lípidos. (Fetterman, y Zdanowicz., 2009).

Terminado el repaso a los macronutrientes como estrategias dietéticas para las fases iniciales de la recuperación de lesiones musculares, encontramos micronutrientes que han sido estudiados también como posibles recursos nutricionales. En este apartado se englobarían las vitaminas y los minerales. En cuanto a las vitaminas las más estudiadas en este ámbito han sido las antioxidantes. Sin embargo, la bibliografía no es del todo benevolente en el contexto de la suplementación ya que el estudio de Bailey et al. (2011)  No encontró en 6 semanas de seguimiento que hubiese un beneficio con la suplementación de vitaminas antioxidantes, concretamente C & E en relación con la mejora del proceso inflamatorio en el musculo esquelético. Incluso se ha puesto de manifiesto que la ingesta de suplementos con vitamina C durante largos períodos de tiempo puede tener efectos en el aumento de la inflamación (Childs et al., 2001). El estudio de Servais et al. (2007)  demuestra que la dosificación aguda de la vitamina E, antes y durante la descarga, en parte impide la atrofia del músculo sóleo en ratas wistar macho.

La vitamina E no pudo modificar los marcadores de estrés oxidativo sin embargo, un número de genes involucrado en la proteólisis (degradación de proteínas) muscular y ligasas relacionadas con la atrofia se redujeron por la suplementación con vitamina E. Estos resultados proporcionan una alternativa en el mecanismo de señalización para la comprensión de los efectos protectores de la vitamina E en el músculo durante la lesión, a través de genes relacionados con la proteólisis muscular. La vitamina E puede ser considerado como un adyuvante para proteger las células musculares de la atrofia. (Servais et al., 2007)

El zinc, micronutriente esencial, se sabe que juega un papel en la producción de IGF-1 hormona que que probablemente se produce localmente durante la hipertrofia muscular y puede inducir la proliferación de células satélite en la recuperación del músculo (Machida y Booth., 2004).

READAPTACIÓN E HIPERTROFIA

Una vez finalizado el período de inmovilización y por lo tanto de la atrofia del músculo lesionado comenzará una etapa de recuperación de la funcionalidad en la que será necesario una hipertrofia de las fibras musculares lesionadas y atrofiadas. Para esta fase las necesidades nutricionales serán muy similares a los de cualquier atleta que desee el crecimiento muscular (Tipton, K. D,2011). Por lo tanto parece claro que el aporte de proteínas centrará gran parte de los esfuerzos en las utilización de estrategias nutricionales para esta fase.

Según Urdampilleta, Martínez, López, Grueso y Guerrero (2011) para favorecer la hipertrofia muscular se recomienda tomar unas 400-500 calorías por encima de las necesidades diarias.  Principalmente las calorías aportadas deben de ser en forma de HC (60-70% de energía diaria), esto mejorará el equilibrio proteico. La cantidad de aporte de proteínas según Williams (2002) estará entre 1,2 a 2,0 g/kg/día para deportistas. Un consumo excesivo no solo podría sobrecargar riñones e hígado, también provocaría un aumento de la grasa corporal, la proteína que el cuerpo no es capaz a asimilar la transforma en energía ya sea en forma de carbohidrato o grasa según el déficit de los otros macronutrientes requeridos esencialmente por el cuerpo.

Esta situación no interesaría ya que el deportista en ningún caso busca un aumento de peso por deposición de grasa. Será importante también realizar consideraciones en concepto de temporalización en el aporte de nutrientes, es decir, el momento y la frecuencia de la ingestión de proteínas a lo largo del día también son de relevancia cuando se trabaja con el sujeto lesionado.

El aporte proteico repartido por igual en comidas en 4-5 comidas a lo largo del día favorecerá a la síntesis proteica en el músculo. Estudio con individuos alimentados siguiendo estas pautas de alimentación ( aporte proteico repartido por igual en 4-5 comidas) han confirmado que se mejora la síntesis proteica en comparación con individuos alimentados con equivalentes cantidades de proteína al día, pero con cantidades desigualmente repartidos en  tres comidas (Mamerow et al., 2014). Esto podría aplicarse de igual forma al individuo que este en una fase de recuperación de una lesión muscular.

CONCLUSIONES

1.     Durante las primeras fases de la lesión, se producen una serie de procesos para la curación que producen un desequilibrio proteico en el músculo, por lo tanto un aporte correcto de proteínas y aminoácidos esenciales debe ser fundamental para intentar sopesar el balance proteico negativo.

2.     La suplementación con leucina parece tener el mayor respaldo científico para la mejora de la recuperación de la lesión muscular.

3.     El uso del metabolito de la leucina β-hidroxi-β-metilbutirato como estrategia dietética acelera la síntesis de proteína muscular e inhibe la degradación de proteínas musculares.

4.     La creatina (Cr) acelera la recuperación funcional del músculo después de un periodo de inmovilización, es decir, de la atrofia más o menos severa del músculo lesionado. Aunque hay estudios que discuten este efecto por lo que su utilidad no es del todo concluyente.

5.     La suplementación con glutamina mejora la síntesis proteica y la respuesta inflamatoria por lo que en unas fases tempranas de la recuperación muscular sería interesante esta estrategia dietética.

6.     Una correcta cantidad de hidratos de carbono en combinación con proteínas en la dieta atenúa la disminución de la masa muscular durante la inmovilización en la lesión.

7.     Los ácidos grasos omega-3 son eficaces en la prevención de las deficiencias de señalización insulínica inducida por la inmovilización, por lo que es recomendable su aportación dietética para contrarrestar la atrofia muscular por desuso.

8.     La vitamina C no es recomendable según diversos estudios ya que su ingestión durante largos períodos de tiempo pueden tener efectos perniciosos como el aumento de la inflamación, algo que no nos interesa en el proceso de reparación de la lesión.

9.     La vitamina E no tienen unos efectos claros sobre la recuperación lesional a pesar de su función antioxidante, sin embargo, la suplementación con este micronutriente reduce la degradación de proteínas durante la atrofia a través de la inhibición de genes y ligasas que favorecen la proteólisis.

10.  La suplementación con Zinc es recomendable para la recuperación muscular ya que favorece la proliferación de células satélite en el músculo lesionado.

11.  Para favorecer una correcta recuperación de la funcionalidad y fuerza durante el periodo de readaptación el aporte de proteínas e hidratos de carbono en la dieta es fundamental

12.  Se recomienda el consumo total entre macro y micronutrientes de 500 calorías por encima de las necesidades de consumo diario. 60% en forma de hidratos de carbono y entre 1,2 y 2 g/kg/día en forma de proteína para deportistas. En sedentarios estos niveles se reducirían a 0,8 g/kg/día de proteína.

13.  Se recomienda la realización de pequeñas ingestas repartidas en 4-5 comidas con el mismo porcentaje de nutrientes en cada una de ellas.

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FUENTE

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